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Manual nacionalista para hacer campaña de una catástrofe

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El nacionalismo catalán busca contrarrestar el sentimiento de unidad que provocan las tragedias         
Voces Layetanas
José A. Ruiz 19/03/2020 2002

El nacionalismo Catalán (o vasco o cualquier otro nacionalismo) se enfrenta con el COVID-19 a uno de sus mayores desafíos.  Y aunque esta afirmación podría parecer gratuita, no lo es para los líderes del "procés", pues una tragedia tan relevante como esta trae una serie de consecuencias que, sin ser las más graves para la ciudadanía, son letales para "la causa".

En los párrafos siguientes enumeraré las consecuencias de esta crisis y la aparente respuesta nacionalista como si yo fuese independentista, y con ese "sarcasmo" al que hace referencia Clara Ponsatí:

Estos son, pues, los factores que pueden perjudicar "el camino a la independencia".

- La gente enfoca su atención en la actual crisis y deja la crispación política en segundo plano.  ¡Eso no se puede permitir!  La secesión es lo más importante y el nacionalismo no se ha gastado tanto dinero (de la ciudadanía) en TV3 y demás aparatos de propaganda para que la gente ahora no le preste la debida atención.  El enfoque en problemas acuciantes como el sueldo, la comida o la salud hace que pierdan fuerza esas reivindicaciones altisonantes pero abstractas como la "dignidad" o los "derechos fundamentales" (cuya violación el nacionalista realmente no ha padecido), la "libertad de expresión" (que para el nacionalista no solo está garantizada sino también subvencionada) o la causa de los "presos políticos" (que ni son tales ni están ahora presos, sino viviendo mucho mejor que los "opresores").

- El bacalao se corta desde Madrid. "Intolerapla", que dirían algunos.  Puede parecer lógico que se centralice la gestión de la crisis (por deficitaria y tardía que pueda haber sido), pero eso hace que muchos nacionalistas sintonicen canales "estatales" a la hora de los informativos para escuchar a los ministros decir cosas que realmente les afectan en la vida diaria, y mientras sintonizan canales no controlados por la CCMA pueden enterarse de que existen otras voces y otras versiones de la actualidad, y lo que es más importante, dejan de oir durante unos minutos que "España les roba" (las mascarillas), que Sanchez ha pasado "de la negociación a la represión" (por tomar el mando de los cuerpos policiales), o de la "invasión de Cataluña" (porque el ejército ayuda en todas las C.C.A.A), etcétera.

- Se despiertan sentimientos de unidad.  Y eso es letal.  ¿Dónde vamos con esos eslóganes? ¿Qué es eso de "unidos lo superaremos" o "unidos somos más fuertes"?  ¡La palabra "unidad" está prohibida"!  ¡Es una palabra "feixista"! ¿Cómo se puede luchar contra eso?

Pero el nacionalismo sabe como reaccionar ante estas cosas.  Hay que crear nuevas consignas.  Por suerte, el músculo mediático del nacionalismo es impresionante.  Un puñado de canales de televisión a su servicio (prácticamente todos los que se expresan en lengua catalana son de la CCMA o subvencionados por el régimen), y lo mismo puede decirse de los canales de radio y la prensa impresa.  Un ejército de community managers a sueldo vigila y contrarresta los #hashtags que son trending en twitter y denuncia hasta bloquear las cuentas no afines y probablemente cientos de perfiles falsos en Facebook se dedican a difundir las consignas del régimen y desacreditar voces discrepantes (los recientes casos de Esquerra Republicana y los centenares de perfiles falsos que potenciaron las manifestaciones del "procés" así lo apuntan).  Solo hay que tener claro qué consignas hay que potenciar:

- La culpa es de Madrid. Por supuesto, ya que la mayoría de los fallecidos son de allí (aunque Cataluña vaya en segundo puesto).  Eso ha de ser evidentemente porque los madrileños son mala gente y peores gestores, no porque Madrid sea el centro neurálgico por el que pasa todo el mundo mientras que Cataluña, aunque más grande, tiene mayores extensiones de espacio vacío.  Los madrileños son tan malos que se mueren para fastidiarnos y contagiarnos a nosotros.  Que el virus entrase mayormente por Valencia es solo un detalle, que Valencia solo es "Paissos Catalans" cuando nos interesa.  Que los madrileños no hubieran venido a Benidorm.

- Para protegernos necesitamos nuestras fronteras.   Y si lo dice Torra va a misa.    Madrid quiere "centrifugar a sus infectados" a Cataluña.  De allí viene la muerte.  "De Madrid al cielo", como dice nuestra bienamada Clara Ponsatí, la que "juega de farol".  Y, claro está, la mejor solución, la única, es separar a Cataluña de España.  ¡Si es lo que se ha pedido siempre!  ¿Qué más da que el confinamiento deba seguir criterios médicos y no políticos?  ¿Qué más da que lo que haya que vigilar sean municipios como Igualada, o geriátricos o domicilios como el de cualquier vecino?  ¿Y qué más da que el primer presidente autonómico contagiado haya sido el propio Torra? (¡Ep que somos los primeros!) Claro que Torra es el menos sospechoso del mundo de haber tocado a un madrileño..  Pero igualmente hay que poner fronteras en torno a Cataluña, porque los virus "españoles" son peores que los virus nacionalistas, que nuestros virus son de color amarillo y tienen el acento de Pompeu Fabra.

- Protestemos contra el rey.  Al fin y al cabo su padre nos lo ha puesto en bandeja.  A Don Juan Carlos lo han pillado con el carrito del helado, cobrando comisiones ilegales y evadiendo impuestos como un Pujol o un Puigdemont cualquiera.  Caceroladas a las nueve (con una APP para movil muy pinturera que hace un ruido tremendo y te ahorra tener que golpear efectivamente una cacerola) y publireportaje en TV3 a las diez.  Especial en ETB "El último rey de España" (gracias, Otegui y sis socios de gobierno).  Meterse con el Rey es rentable pues ya sabemos que no va a replicarnos por TV. Además, ya lo hicimos cuando utilizamos los atentados de Barcelona como pistoletazo de salida en la campaña del 1 de Octubre.  Todo es manipulable.

- Unidos no: separados. Lo estamos intentando.  El hashtag #EsteVirusLoParamosUnidos nos produce urticaria.  Intentemos capitalizar el aislamiento, la reclusión, la soledad.. nos gusta más el Hashtag #EsteVirusLoParamosSeparados.  A ver si cuela, aunque sea de forma subconsciente.

- Quejémonos de todo.  Tanto da que la gente esté muriendo.  Tanto da que esto vaya en serio.  Quejémonos de que en el cartel de "Este Virus lo paramos unidos" han escrito "Este virus" ¡¡En amarillo!!. (¡Serán "feixistas"..!)  Avisemos ahora mismo a Rufián para que le de un toque a Sánchez.  ¿Que han requisado mascarillas en el Prat? Seguro que son para repartirlas entre "no catalanes", o como los llama Torra.. bueno, mejor no decirlo que no queda bonito.  Acusemos a Sanchez de la irresponsabilidad de permitir las manifestaciones del 8-M pero no mencionemos que Torra, Puigdemont y Ponsatí ("de Madrid al cielo", ¿recordais?) metieron a cienmil nacionalistas (aunque preferimos decir "catalanes", porque los catalanes "de verdad" son los nacionalistas) hacinados en autobuses y los concentraron en un descampado en Perpiñán en plena crisis del coronavirus (tal vez ahí se contagiasen Torra y mucha más gente).  En cualquier caso Francia ya ha cerrado las fronteras.

¿Dará resultado?  ¿Podremos retorcer los conceptos lo suficiente como para hacer creer a los indecisos que "Aspanya" tiene la culpa del virus como les convencimos de que tenía la culpa de los atentados Yihadistas?  Porque a los fieles ya los tenemos convencidos.  Pero ese maldito 53% de catalanes que aún se resiste a votar nacionalista... si no fuese por la ley D'Hondt el nacionalismo nunca hubiese llegado al poder.  Y no puede permitirse perder ni un voto.

Para el nacionalismo la pandemia es el campo de batalla, pero el enemigo no es el virus, sino que sus bases puedan pensar que lo que creían tan importante no es realmente lo que más importa.

                   

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