El presidente del gobierno Pedro Sánchez se ha asegurado el apoyo de las fuerzas nacionalistas a la nueva ley de educación, la LOMLOE, al eliminar el requisito de que el español deba ser una de las lenguas vehiculares en las escuelas de toda España.

El acuerdo alcanzado con Unidas Podemos y los nacionalistas catalanes y vascos permitirán que la lengua española no sea lengua vehicular en las escuelas, es decir, abre la puerta a que si los gobiernos regionales lo deciden, cuando los alumnos estudien las diversas asignaturas del temario solo puedan hacerlo en su segunda lengua (recordemos que el español es la lengua más hablada en todas las comunidades autónomas españolas).

Este acuerdo, que se incorporaría a la nueva ley educativa, podría tener efectos de especial gravedad en Cataluña, Galicia y País Vasco.  En Cataluña ya se aplica de facto la represión lingüística (o immersió) que establece el catalán como lengua única en las escuelas, en las que el Español se trata como lengua extranjera, mientras que el sistema de escuelas del País Vasco pone cada vez más trabas a las escuelas en Español y aprovechará esta ley para imponer el euskera como lengua única vehicular.  La nueva ley permitirá a los gobiernos nacionalistas eliminar el español sin incumplir la ley.

Sánchez defiende esta nueva cesión al nacionalismo escudándose en que "puede hacerse sin contravenir la Constitución" y puntualiza que las autonomías "deberán garantizar unos conocimientos básicos de español de sus alumnos", lo que según se interprete equivaldría a lo que se exige para el inglés o cualquier otra lengua extranjera.

El proyecto de ley habrá de superar este jueves los trámites parlamentarios y enfrentarse a una dura oposición, pero con los apoyos con los que cuenta está previsto que salga adelante.