Campaña de ERC - Los racistas son los españoles

Cartel de las juventudes de Esquerra Republicana apostando por unos "Paises Catalanes" libres de racismo. - José Antonio Ruiz - Layetana Media
El nacionalismo reacciona a las acusaciones de racismo intentando invertir los papeles         
Noticias (Layetania)
José A. Ruiz 24/02/2020 1663

Este es el mensaje de ERC.  Los nacionalistas no son racistas, lo son los españoles.  Y para defenderse de ellos hay que levantar fronteras.

Tras las últimas polémicas suscitadas por las declaraciones de cargos nacionalistas como la consellera de cultura Mariàngela Vilallonga y la alcaldesa de Vic Anna Erra (ambas de JxCAT), en las que se aludía respectivamente a la "raza catalana" y a los "rasgos físicos" diferenciales de los "catalanes autóctonos", han vuelto a resurgir todas aquellas declaraciones de tintes racistas vertidas por los líderes nacionalistas de ahora y de antes. Esta imagen conjunta que incluye evidentemente a Quim Torra (los españoles son "Bestias con forma humana que beben odio") como a Oriol Junqueras (los españoles tienen "más proximidad genética con los portugueses" y los catalanes la tienen "con los franceses"), Carles Puigdemont ("hemos de expulsar al invasor"), Jordi Pujol ("el hombre andaluz es un hombre destruido y poco hecho"), Heribert Barrera ("los negros tienen un coeficiente intelectual inferior a los blancos") y muchas otras figuras relevantes del entorno nacionalista, tanto en ERC como en el entorno de lo que un día se llamó Convergencia.  Y esa corriente de pensamiento da una imagen que no queda nada bien en un movimiento que intenta venderse ante Europa como abierto y tolerante.

Esta nueva campaña parece querer combatir la percepción del caracter excluyente del nacionalismo, vinculando objetivos tan dispares como el levantamiento de fronteras o los Països Catalans (la "Grosscatalonien" del nacionalismo catalán) con algo tan opuesto como la lucha contra el racismo y la exclusión (en el cartel se lee de forma destacada la frase "volem acollir" o "queremos acoger"). Es curioso que haga falta levantar fronteras para poder acoger, así como es curioso que se vincule el racismo a todo un colectivo que no puede curarse de tal lacra y ante el que hay que cerrar esas fronteras.

Y es que el racismo solo puede ser combatido con educación, cambiando la mentalidad de la gente, y no con nuevas fronteras.  El planteamiento de ERC, por tanto, no solo es incongruente, sino que se contradice a si mismo, pues viene a decir algo así como "cerremos nuestras fronteras a la raza racista".

La estrategia de acusar al enemigo de los propios pecados es una constante en el nacionalismo catalán.  Ya en tiempos de Artur Mas su partido (que entonces se llamaba Convergencia Democràtica de Catalunya) hacía campaña electoral con carteles cuya leyenda rezaba "por un país en el que ningún catalán se sienta extranjero en su tierra", en lo que suponía otra inversión de papeles en toda regla, puesto que es precisamente el "hecho diferencial" nacionalista el que siempre ha separado a los catalanes "autóctonos" de los "charnegos" (literalmente "perros sin raza").  Esta estrategia de atribuir al enemigo los propios pecados llevó al nacionalismo corrupto y evasor a inventar el "Espanya ens roba" al que hubieron de renunciar cuando la evidencia y el ridículo internacional les forzaron a ello.  Y lo mismo podría decirse de su empeño en catalogar a cualquier discrepante de sus tesis nacionalistas como "fascista" al tiempo que utilizan los instrumentos del fascismo para enfrentarse a los no afines.

Pero la estrategia de ERC puede no ser únicamente un lavado de imagen general del nacionalismo, sino también otra forma de distanciarse de su principal enemigo: El PDECAT (o JxCAT, o como se quieran llamar hoy), pues aunque el racismo está muy presente en ambos partidos es en el de Quim Torra en el que se ha hecho especialmente visible estos últimos años, con un líder que ha dicho y escrito auténticas barbaridades, adorador de fascistas como los hermanos Badía y rodeado de una camarilla como Budó y Vilallonga que completan un cuadro que cualquier observador internacional calificaría como de extrema derecha, mientras que la formación de Junqueras se autodefine como de izquierdas (aunque los actos no acompañen tal definición) y como coartada contra las acusaciones de xenofobia tiene al frente de la mesa de negociación a un "charnego converso" como Gabrial Rufián, alguien a quien anteriores líderes de ERC como Joan Puigcercós no hubieran dirigido la palabra simplemente por hablar en español.  A ese respecto merece la pena destacar en la foto que acompaña el artículo el pequeño cartel, mucho más humilde, que reivindica "No a la inmersión", en protesta por la prohibición del español en las escuelas.

Sea pues cualquiera de las dos razones, el blanqueamiento del neofascismo o el tacticismo político, Esquerra Republicana, la fuerza que actualmente lidera el nacionalismo, invierte nuevamente los papeles para acusar al resto de españoles de "racistas", mediante un cartel en el que Cataluña se anexiona las Islas Baleares, parte de Aragón, la Comunidad Valenciana, parte de Murcia, toda Andorra, parte del sur de Francia y la localidad italiana de L'Alguer.  Un mensaje aparentemente integrador pero realmente excluyente y expansionista, que se desacredita a sí mismo, pues da a entender que el racismo es inalienable a los españoles, que son "genéticamente" incapaces de cambiar, con lo que el mensaje podría interpretarse perfectamente así:

"Construyamos nuestras fronteras, anexionémonos los territorios colindantes, creemos los Paises Catalanes... y librémonos de la raza racista".

                   

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